A qué se llama Baja Visión? Organización Mundial de la Salud
La OMS (Organización Mundial de la Salud) definió, en 1992, una persona con Baja Visión aquella que aun después de tratamiento médico y/o corrección óptica común, tiene una visión de 0.3 en el mejor ojo o un campo visual inferior a 10º desde el punto de fijación, y que quiere utilizar su visión para la planificación y ejecución de tareas. Si su visión es menor de 0.4 puede beneficiarse de las ayudas de Baja Visión.
Se estima que una persona tiene Baja Visión cuando su visión no puede ser corregida con gafas, lentes de contacto, tratamiento médico o cirugía. Las personas con Baja Visión mantienen una visión útil que puede ser mejorada con rehabilitación visual y ayudas ópticas.
En el mundo hay 135 millones de personas con Baja Visión. La baja visión no conoce barreras. Afecta por igual a los ricos y a los pobres, a los jóvenes y a los mayores, a todas las razas y a todos los grupos étnicos. Una de cada seis personas mayores de 45 años tiene alguna forma de deficiencia visual, y en mayores de 75 años, es aún más frecuente: uno de cada cuatro personas.
La Baja Visión, como cualquier otra discapacidad, puede resultar por una alteración en el nacimiento, por un accidente o por una enfermedad. Muchas de las enfermedades que causan Baja Visión tienden a manifestarse a edades avanzadas; por ello, la incidencia de Baja Visión en ancianos es mayor que en otros grupos de edades. Un completo y exhaustivo examen oftalmológico es esencial para determinar el diagnóstico y el pronóstico de la patología. Una vez determinada la causa, el oftalmólogo puede recomendar una evaluación de Baja Visión, consistente en una evaluación de los aspectos ópticos y funcionales de la persona destinados a mejorar la visión y conseguir realizar las actividades deseadas. Las prescripción de ayudas ópticas, como gafas de gran aumento o lupas, pueden ser recomendadas para optimizar el resto visual. La unidad de Rehabilitación Visual determinará las ayudas óptimas en función de los objetivos fijados por cada paciente, como lectura, ver la televisión, coser, actividades de ocio. La evaluación esta coordinado con los médicos, rehabilitadores para que el paciente obtenga el máximo rendimiento de su resto visual.